Una japonesa llanera (+Vídeo)

Hoy, un domingo cualquiera, bien temprano, les quiero compartir esta bella música que nos regala desde el distante pero siempre presente Japón, una gran amiga: Mika Agematsu. Para quienes no han tenido el privilegio de concerla personalmente, les comento que es una hermosa jóven japonesa, o «una japonesa llanera», como diría el entrañable hermano José Francisco Romero, oriunda de Shinshu, quien desde los 13 años toca el arpa bendecida por su madre, también profesional en este instrumento.

En sus reiterados viajes a Latinoamerica, Mika recibió lecciones de músicos profesionales hasta lograr desarrollar notorias habilidades y hacer gala del arpa, este instrumento clave de la excelsa música llanera venezolana, otrora fuera creada allí y llevada luego a Colombia a mediados del siglo XX. El arpa venezolana tiene 32 o 33 cuerdas de diferentes calibres y carece de pedales, ha sido una de las bases de la música folclórica desde los albores de la rica historia de esta querida patria.

Hoy son muchas las personas en otros lares que se interesan tanto por su historia como por la música que se produce con este provervial instrumento. Tanto Mika como Yōko Yoshizawa, otra de las exponentes japonesas de la música tradicional de #Venezuela, sobresalen en la interpretación del arpa venezolana y su música ha sido compartida y comentada ampliamente en muchos videos de YouTube.

Espero les guste el vídeo de Mika, y este acercamiento a tan interesante y fiel exponente de la música folklórica venezolana, patria amada que hoy da al mundo una lección de altruismo y resistencia por preservar la paz regional y consolidar su justo proyecto social. #Venezuela te amo! Gracias Mika. Un abrazo.

Ay, amor… (+Vídeo)

«Amor, yo sé que quieres llevarte mi ilusión».

«Amor, yo sé que puedes también llevarte mi alma. Pero, ay amor, si te llevas mi alma, llévate de mí también el dolor, lleva en ti todo mi desconsuelo y también mi canción de sufrir. Ay amor, si me dejas la vida, déjame también el alma sentir; si sólo queda en mi dolor y vida, ay amor, no me dejes vivir no me dejes vivir».

 

Hoy he querido compartirles en la voz de Ikira Baru esta joya del inolvidable Ignacio Jacinto Villa Fernández (Bola de Nieve, 1911-1971), oriundo de la folclórica villa de Guanabacoa, uno de las más grandes iconos de la música cubana. De origen muy humilde e integrante de una familia de 12 hermanos, Inés, la madre y Domingo, el padre, a duras penas lograban darle lo esencialmente indispensable para subsistir, adversidad que no logró truncar su jovialidad y don natural para el aprendizaje, la interpretación y creación musical.

A los ocho años comenzó aprender solfeo hasta matricular en centros beneficiarios del instrumento que lo acompañaría toda la vida: el piano. «Bola de Nieve», le viene según cuentan los entendidos por Rita Montaner, quien lo llamó así cuando la acompañaba en la interpretación de «El Manisero» y «Siboney», aunque otros del entorno familiar citan que fue el médico del barrio quien desde que éste era muy pequeño lo apodó de esa forma tan peculiar a un nacido0 en el trópico, aunque tal sobrenombre no le era muy de su agrado hasta que la fama lo sorprendió.

Ignacio Villa hizo arte en varios países de la América Latina, Estados Unidos, Europa, Rusia, China, Corea y en su natal Isla cubana no quedó lugar o centros de reconocido prestigio que no disfrutaran de sus actuaciones o presencia, incluso, el singular restaurante «Monseñor», reparado y convertido en el «Chez Bola», rincón hacia donde le fue habitual actuar y ponerse en contacto con la gente que siempre apreció sus valores musicales y su singular sonrisa.

A esta querida amiga colombiana Ikira Baru, vocalista de Latin Heritage, agradezco esta valiosímima interpretación desde la contemporaneidad de los clásicos de América Latina, el Caribe y el Mediterráneo del siglo XX.

Al caer la tarde de un martes cualquiera Daniel Guerra les extiende este regalo especial. Un abrazo.

Sin eufemismos vacilantes: «Deseos y pareceres»

De patas cortas te andas y con ellas lejos no se va, nada justifica tener que simular, mejor decime lo que a vos pasa. De los deseos y pareceres, siempre las coincidencias atañen, sin eufemismos vacilantes ni reacción impensada.

Te has llenado de rutinas y sujeciones cazando fantasmas y no realidades. Hoy asisto a tus conflictos e insisto en el oficio de remediar o mejorar. Armado de paciencia a tu auxilio voy, y mi empeño deleitará caricias y ternuras para en mi dar y recibir, hacerte superar las ambigüedades de tus deseos y pareceres.

Pasará el tiempo de la novedad que desvanece y verás cómo del amor, su intensidad, más allá de sus comienzos, la rutina restará y florecerán las fantasías y los intereses.

La oportunidad que te has de dar: «Toques»

A estimularte voy con algunos toques hoy, para que en grande pienses y de ayer omitas los miedos del placer.

De toques y consejos te digo que no empeñes tu mente con pensamientos negativos. Tira del tiempo y busca de los toques la sensibilidad, para espolear los peligros que asechan en la oscuridad.

Dale toques a los temores, para que no crezcan en ti, háblalos y no te los reserves, compártelos y los superarás.

De los toques pacientes y el interés podrás alcanzar lo que quieras, de la sapiencia que te regula: moviliza y aleja los quebrantos.

Dale toques a la deseada intimidad o a la naturalidad de estar a solas también, pues con el tiempo la sanación llegará y al recuperarte, te redescubrirás.

Toques diferentes, pero de gran satisfacción, advertirán que sanar toma tiempo y aceptarás de los sentimientos decir y la confianza aseverar que: un toque esencial será la oportunidad que te has de dar.

En el entramado de la vida: «Como venga»

Demos rienda suelta a la imaginación en el entramado de la vida, sin prejuicios y en la diversidad, sabrás de lo que contigo comparto y de la utilidad que te revierta, sin reparar en valores ni la moralidad, andemos pues, seguros y precisos, para juntos compartir bonitas experiencias.

Procuremos un paseo, una cena o una veladita, lo más posible y como venga, lo hemos de tomar con las libertades de los sentimientos y a la manera de nuestros deseos, para actuar.

Así evitaremos las falsas concepciones, para no caer al vacío de la monotonía ni de las manipulaciones que fecundan la saciedad y el disgusto, no más y como venga en el entramado de la vida, para amar.

La cordialidad da frutos, por eso sugiero: «Parar o Continuar»

Apréndeme a creerte más, si del respeto resultas esencial para olvidar las injustas infidencias que del alma brotan, y no por opulencias.

Sin razonar me diluyo ante tus ojos y, ya quizás no me vuelvas a creer, o jamás podrás saber si me haz de confiar.

Y al darte la espalda reflexiono de mis valores su validez, y si merezco continuar, ¡ya!, y todo así, por un error, no lo has de arruinar.

Te comprendo y es hora de parar o continuar, para dilucidar y acabar con este asunto ingrato y, te invito, a trabajar para juntos arreglar lo que se descompuso, hace rato.

Amándonos las esperanzas y regocijos: «Así puedas»

-Al caer la tarde-

Quiero llevadera la vida contigo, no con un amor que me asfixie, ni agobiado por abrumadora unión que nos sorprenda a mitad del camino.

Convencido de que al quebranto se va por el desaliento que causa cuando fluye sin esperanzas, el camino enramado que nos priva, amor, del sentir compartido.

Te ofrezco compañía que alivie soledades, no poseerte ni fusionarnos en uno de dos, así bien tengas sitio en vida y a la postre no termines ni menos, sucumbas sufrida.

Contra la soledad que abrumarte pudiera, mi apoyo sano siempre tendrás para evitarte esos males que al alma socavan y así puedas a mi paso, sintonizarte tus andanzas ligeras.

Te ofrezco paraísos admirables que se renuevan al caer la tarde y, contemplar juntos el crepúsculo, luego de mirarnos dentro, para después conquistar amándonos las esperanzas y regocijos, así puedas.

Que te quieras mucho y te valores: «Te persuado»

A trastear las adversidades y salirte de las rémoras diversas del a diario, para que te labres sólidos los afectos, y en el camino de la vida los atices.

Estímate, si no tuviste lo posible, sé que podrás aprender a asumirte en el empeño, sentirás lo gratificante del alma que aporta y verás quedar atrás, las castigaciones del desenfado.

Que te quieras mucho y te valores, bien  mereces que te ames, apréndelo si nunca sentiste desde antes, así marcarás tu vida hasta el fin, te persuado.

Ante las desvaloraciones que tanto lastiman y los golpazos que llegan sin esperarse, casi siempre, porque sé que estarás mejor entonces, para afrontar los retos de la vida y avanzar, te persuado.

Anímate a proyectos de futuro, disponte con vehemencia para la obra, viendo y viviendo la existencia y sus colores, no como quienes se aferran al crepúsculo llenos de complexos entuertos tormentosos.

Asúmete con renovadas voluntades, la vida, apreciando más las virtudes que sus defectos y, de los aprietos, agénciate al menos valorar y superar lo que en el camino te aparezca, te persuado.

Seamos al romance su aventura: «Nada Sensato»

Alivia tensiones pensar hoy, sin ver el mañana, más nada sensato al menos ahora acontece, y eso preocupa con creces, lo que venir pueda, de la gran ilusión que hace perder la razón.

Seamos, al romance su aventura, de las ternuras que puedan emerger echemos el cuento de una vez y al andurrial, el prurito del qué dirán.

Dejemos en el tintero por un instante las estimaciones de ahora o de antes, de consecuencias e hinojos por el brío de todos tus antojos y los míos.

Arrojemos a un lado las congojas, gocemos sin reservas los momentos de gratitud y bienestar que nos ofrece, fuera del hastío de la vida maldiciente.

Sintonicemos un instante que persevere, ¿qué importará después ahora? ¿No es acaso suficiente este sentimiento meloso que se siente?

Más que, a no tenerlas todas, corresponde hacer del bienestar y regocijo las pasiones que inunden sorprendente nuestro ser en el camino de una dicha nueva para decir: nada sensato, enhorabuena, mi ser.

A caminar juntos este sendero: «Te invito»

¡Cómo no hemos de estar enamorados! Si estarlo atrae provechos más que sufrimientos y nunca está de más el bienestar, al sentir y al palpar esa sacudida que da: amar.

No me alejo de los afectos y las caricias, ni caigo al vacío de la soledad y las congojas, para no copar el alma de hundimientos, por eso, río buscando con acierto, la dicha.

Te invito, a que no te pierdas las opciones, parten con buena suerte y buen agrado, pues de intensas van todas estas emociones. Manifiéstalas y no las simules como quimera.

A caminar juntos este sendero, yo te invito, con paso suave, para vivir intensamente cada día, el ritmo y el brío de tu andar por la vida, la misma que nos ha de crecer más que retenernos en el ocaso.