Tenía 10 años de edad cuando Fidel, el Comandante en Jefe de la Revolución cubana, inauguró el campamento de pioneros “José Martí” en Tarará, al este de La Habana, una tarde maravillosa del 20 de Julio de 1975. Por esa fecha yo estaba en #Cuba, y también allí, en aquel memorable acto entre los 10 mil pioneros cubanos.
Recuerdo cuando al comenzar su discurso en el anfiteatro, Fidel exclamó como si fuera el amigo mayor, el padre de todos o uno más de esa multitud: “Queridos amiguitos (…) hemos disfrutado de una tarde extraordinaria gracias a este encuentro con ustedes el Día del Niño…”. También nos dijo en medio de aplausos y exclamaciones que éramos alegres, entusiastas, conscientes, instruidos, inteligentes, revolucionarios.
Estaba contento, muy contento el Comandante, pues este campamento contaba en aquel entonces con una capacidad para 5 000 niños y que ya ese propio año podrían disfrutar de ese campamento decenas de miles de pioneros. Aquel día supe que era ese lugar una zona de residencia de familias ricas, algunos cientos de familias que podían fabricar esas lujosas viviendas y que luego emigraron. A estos lugares no tenía acceso el pueblo, ni los niños ni los adultos; en este lugar incluso se practicaba la discriminación racial. Esa era la Cuba antes del triunfo de la Revolución cubana el 1 de enero de 1959.
Aquellas casas deshabitadas fueron utilizadas por el Gobierno Revolucionario, en los primeros años, para planes de becarios. Por esta zona pasaron miles de estudiantes de preuniversitario y de secundaria. Después se estableció una escuela de maestros primarios y se pudo hacer un campamento de pioneros porque la Revolución construyó muchas escuelas en esos últimos años para los estudiantes de secundaria y de preuniversitario, porque la Revolución construyó muchas escuelas de maestros primarios en todo el país.
A las miles de personas que trabajaron duro para poder obsequiar a todos los pioneritos ese campamento Fidel les dedicó una parte de su discurso, y recuerdo: nos dijo que no nos quería cansar pero que era importante que todos supiéramos bien el esfuerzo que hubo que hacer para lograrlo y que ese maravilloso campamento era obra del trabajo, del trabajo entusiasta y creador de los obreros; que fueron fruto del sudor y del esfuerzo de los trabajadores, y recuerdo que aplaudimos mucho en ese instante.
Ese día comprendí, a pesar de mis 10 años de aquel entonces que tenía razón Fidel, al expresar que solo del trabajo pueden surgir los bienes materiales y espirituales capaces de satisfacer las necesidades del hombre. También me convenció con sus argumentos que para que una idea triunfe hay que empezar a pensarla bien, hay que predicarla, hay que defenderla, hay que persuadir a mucha gente, y entonces al final la idea triunfa. Y esa máxima Fidel la ha cumplido siempre.
Aquel inolvidable día en justo ejercicio de democracia los pioneros todos exclamaron cual sería el nombre del campamento: “¡José Martí!” Y nos dijo Fidel: No necesito hablarles de Martí. Ustedes lo conocen perfectamente bien, saben cuánto luchó por la independencia y la dignidad de nuestra patria, saben cuánto hizo por la revolución, y saben cuánto se preocupó por los niños, cuánto trabajó y cuánto escribió para los niños. Incuestionablemente, en su profundo y luminoso pensamiento ideaba y soñaba cosas como estas.
Hoy, a 43 años de aquella memorable fecha y en este 92 cumpleaños de Fidel, me es muy grato compartirles este recuerdo, máxime cuando nos aseguró aquella vez, y es lo que realmente veo cada ocasión que estoy en este país, el saber que el ciento por ciento de los niños tiene escuelas; saber que el ciento por ciento de los niños tiene atención médica; saber que en #Cuba no hay un solo niño desamparado, un solo niño hambriento, un solo niño pidiendo limosna por las calles. Y es que verdaderamente el espectáculo de una niñez alegre, culta, entusiasta, saludable y feliz es una de las cosas que más me impresionan de esta hermosa isla.
Aquel 20 de julio de 1975 pasamos todos una maravillosa tarde contigo Fidel. Nos sentimos felices al verte junto a nosotros feliz, contagiado con el entusiasmo y la alegría de todos y verte luego marchar gigante, admirado de la inteligencia, bondad, dulzura, conocimientos, y preparación de los allí presentes, como tú mismo expresaste. #FelicidadesFidel
En Cuba 